Para muchas personas, la Semana Santa no es tal si unas buenas torrijas no hacen aparición en su vida de alguna manera. Yo no suelo ser una de ellas, pero reconozco que unas torrijas bien ejecutadas son un dulce espectacular que pocos otros pueden igualar. Dando vueltas a la receta, se me ocurrió variar el proceso de elaboración y marcarme lo que he venido en llamar unas torrijas invertidas.
En la receta tradicional, el pan se empapa de leche y se pasa por huevo antes de ser frito, y se termina con un baño de almíbar de miel. Pues bien, en esta receta el proceso se invierte, siendo el almíbar de miel el elemento que sirve para empapar el pan y la leche y el huevo, en forma de crema inglesa, la salsa con la que las regamos o acompañamos una vez listas. De ahí, lo de torrijas invertidas.